miércoles, septiembre 07, 2005

Tema: Huracán Katrina
Hipótesis: Los destrozos producidos por el huracán Katrina en Nueva Orleans afectaran, en los meses posteriores, los bolsillos de miles de norteamericanos, quienes perciben ingresos provenientes de la actividad turística. Otro subtema que ayudará a sustentar la hipótesis planteada son los millones de dólares que deberá desembolsar el gobierno norteamericano en la recuperación del patrimonio cultural y arquitectónico de la ciudad, lo cual demorará varios años. Dicho aspecto incidirá en la recuperación de la actividad turística.

Huracán Katrina:
Lo que el viento se llevo
Los efectos de uno de los peores desastres naturales que han afectado a EE.UU. auguran millonarias pérdidas tanto humanas como económicas. New Orleans, una de las principales ciudades coloniales estadounidenses, corre el riesgo de quedar como un pueblo fantasma no sólo por el agua, sino también por la acción del fuego y por el éxodo de miles de habitantes que lo han perdido todo en aquel lugar.

La devastación del huracán Katrina no sólo produjo la muerte de más de 200 personas, sino que también sepultó literalmente en agua a una de las ciudades más famosas de Estados Unidos, New Orleans. Varios meses y quizás años tendrán que pasar para que cientos de turistas puedan volver a reír y disfrutar con la fiesta de Mardi Grass, ya que se prevé que la reconstrucción de uno de los patrimonios coloniales de Estados Unidos demandará cientos de millones de dólares. La pérdida de vidas antecede a la pobreza de miles de estadounidenses, cuyas familias se han quedado sin trabajo (400 mil personas se han quedado sin empleo). Incluso, ciudades aledañas tales como Houston deberán acomodar a más de 1 millón de refugiados, los que han comenzado a comprender que lo han perdido todo. Hoy en las calles de New Orleans deambulan soldados y algunos sobrevivientes. Estos son casi los únicos habitantes de una ciudad que, antes que llegara Katrina, sólo comunicaba alegría, gracias a sus locales nocturnos, casinos e invaluable pasado histórico.
Uno de los primeros efectos ha sido el alza histórica en el precio del petróleo. El barril de crudo está por superar los 70 dólares. Expertos en economía estiman que los daños superan los 100.000 mil millones de dólares. Más del doble que los que provocó el huracán Andrew, en 1992. Además, la popularidad de George W. Bush es la más baja desde que es presidente. Apenas un 47% lo apoya, a la vez que día a día aumentan las críticas por la tardía ayuda a los damnificados. Hasta el momento la principal preocupación del gobierno norteamericano es que la cifra de muertos supere las diez mil personas. Dicha cantidad suena bastante factible sobre todo de parte del alcalde de New Orleáns, Ray Nagin.
Otro efecto son las perdidas millonarias que podría costarle a las empresas aseguradoras, aspecto que se cree que llegue a más de US$25.000 millones. Se requieren muchos recursos monetarios para volver a edificar la ciudad. No sólo se habla de reparar el daño, sino reconstruir a partir de cero. Cientos de edificios, casas, condominios, calles y locales comerciales fueron barridos por la fuerza del agua y del viento. Se calculan que más de tres meses son necesarios para bombear el agua de la ciudad. Se asegura que los ríos y el agua podrían estar contaminados con una mezcla tóxica de químicos y de aguas residuales de alcantarilla. Médicos que trabajan en los lugares afectados han señalado que estos estragos originaran una serie de enfermedades virales, por lo que es necesario medidas inmediatas. Dichos problemas se ven acentuados producto de la falta de electricidad en la mayoría de las zonas dañadas.

Ciudad en ruinas

La Guardia Nacional apenas ha podido controlar el vandalismo en las calles de New Orleans. Más del 80% del comercio fue saqueado, pero la mayor preocupación gira en torno a la inminente pérdida de los ingresos percibidos por la actividad turística. Hoy las personas buscan como escapar de aquel lugar. Incluso, a través de CNN en español, se ha podido ver como miembros de la comunidad latina comienzan a volver a sus países de origen. Las causas tienen que ver con la dificultad futura respecto del empleo. Miles de fuentes laborales terminaron abruptamente y los sobrevivientes alegan que las minorías no vana tener muchas oportunidades para encontrar algún trabajo.
También el patrimonio histórico debe enfrentar otra amenaza. Según los servicios de rescate en New Orleans, se teme que los incendios, de origen desconocido, puedan dañar a las mansiones históricas que no fueron destruidas por la fuerza de Katrina. La única solución presentada por los políticos en Washington son los 40.000 millones de dólares que Bush pedirá al Congreso estadounidense, si bien este dinero se destinará para una primera fase de reconstrucción. La comunidad internacional tendrá que esperar a ver si las palabras del mandatario norteamericano sobre un New Orleans más esplendoroso irán a cumplirse.